sábado, 21 de abril de 2007

Parecen 2 paises diferentes, no?

El país nunca da una oportunidad para que se pierda la capacidad de asombro. En la misma semana en que una empresa de capitales nacionales, BioSidus, presentó su tambo farmacéutico, con terneros clonados de la raza Jersey para producir insulina, se está hablando otra vez de un paro contra los controles de precios del Gobierno.

Es como si fueran dos países distintos. Uno es aquel capaz de lograr un desarrollo de avanzada en el nivel mundial. Y otro es el que no puede aprovechar las oportunidades que se brindan en el mercado por la mayor demanda. Uno parece ser el del mañana y el otro, el del ayer. Sin embargo, es el mismo país.

Quizá, si el primero no existiera, el segundo sería insoportable. En rigor, tanto los que apuestan al diálogo, como los que creen que el paro es inevitable, preferirían que el país fuera como el primero. El interrogante que se presenta es si el Gobierno puede enmendar sus errores y encarrilar las cosas con la meta puesta en el primer país. Así como el peso mínimo de faena, tal como fue instrumentado, y el cierre de las exportaciones de carne no dieron resultados, el control de precios impuesto por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no hizo más que alterar un mercado ya convulsionado. Tampoco consiguió que los precios bajaran. "El consumidor está convalidando estos precios", decía un industrial frigorífico.

Muchos creen que el conflicto se solucionaría con que se levante el pie sobre Liniers y que se "sinceren" los precios: que se acepte que se está pagando $ 2,90 o $ 3,10. El único temor que tienen es que los diarios del día siguiente titulen que la hacienda aumentó y el Gobierno se asuste y fije una nueva restricción. Otros temen un escenario peor: que en respuesta a un paro, el Ejecutivo responsabilice a los productores de los problemas de abastecimiento mediante una agresiva campaña de difusión y que, apelando a la ley de abastecimiento, encarcele a unos pocos dirigentes. Una pesadilla con aires de la Venezuela de Chávez.

Fuera del terreno de la política-ficción, el tándem Alberto Fernández-Felisa Miceli, dentro del cual se ubica el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, parece hacer más esfuerzos por el diálogo que Guillermo Moreno, que está convencido de sus propios cálculos sobre costos de producción. El Gobierno, con sus diferencias internas, también está complicando las cosas. La última palabra, otra vez, la tendrá el presidente Kirchner.

Fuente: Diario LA Nacion

martes, 17 de abril de 2007

Exportaciones - Contradicción peligrosa -



Mientras se gestiona la apertura de nuevos mercados y la eliminación de subsidios por parte de varios países, restringimos nuestros envíos


Nadie en su sano juicio puede negar que la debacle causada por la crisis económico-política de 2001 en la Argentina resultó, al menos, en un nuevo y más "competitivo" tipo de cambio. Este nuevo escenario, en términos de costos en moneda dura, se constituyó en el puntapié inicial para que numerosas empresas locales pensaran ofrecer sus productos y servicios en el exterior. Ello trajo aparejado una serie de beneficios para aquellas que finalmente se lanzaron al mercado internacional: aumento de volumen de operaciones, diversificación de riesgos, aprovechamiento de la capacidad instalada, aumento de los precios de venta en términos de moneda local, extensión del ciclo de vida de ciertos productos y mejora de la imagen corporativa, entre otros aspectos. Fue así como, a partir de 2002, se generó una fuerte corriente exportadora que aportó aire fresco por el lado del frente externo. No debe soslayarse el hecho de que un importante saldo comercial positivo es clave dado que el país necesitará en los próximos años una superavitaria cuenta corriente que le genere las divisas para poder cumplir con los compromisos de su deuda pública recientemente reestructurada. Al mismo tiempo debe considerarse que lograr exportar un producto o servicio es la acción concluyente de un laborioso y esforzado proceso encarado por parte de miles de empresas. Exportar productos o servicios al mundo es como jugar al fútbol en primera división: sólo los profesionales lo hacen. La actividad exportadora requiere un profundo esfuerzo y cambio de mentalidad en el nivel organizacional, el cual, una vez observado, conlleva una potente fuerza inercial. En línea con esta idea, una actitud estatal pro exportaciones debería ser un bastión y mantenerse incólume ante los avatares de la vida política nacional. Largo aliento Ganar mercados en un mundo competitivo es tarea de largo aliento y la Argentina necesita de ello. Es oportuno citar aquí el último informe anual de la Organización Mundial del Comercio (OMC) según el cual la Argentina se encuentra en el puesto número 46 dentro del ranking de naciones que más exportan en términos absolutos, con un volumen ínfimo: 0.4% del total mundial. No obstante, en los últimos tiempos hemos visto cómo se han restringido (dificultado) y/o gravado con impuestos distorsivos el envío al exterior de determinados productos, lo que desincentiva la inversión productiva y lesiona la imagen del país y de la empresa exportadora. Por otra parte, es preocupante saber que algunas provincias tendrían en estudio la sanción de una ley para impedir ciertos envíos, como es el caso de Entre Ríos y la eventual prohibición de exportar madera a la pastera Botnia en Fray Bentos. Todo este accionar no debería asombrarnos si no fuera porque en forma concomitante estamos gestionando en el plano internacional la apertura de mercados y la eliminación de subsidios a la producción. En el ámbito del comercio exterior, suele decirse que el exportador debe respetar estrictamente la regla de la triple C: calidad, cantidad y continuidad en sus envíos al exterior. Es decir, se debe garantizar la exportación de productos de excelencia, en cantidades relevantes y sin interrupciones. Sin embargo, y a la luz de algunas medidas tomadas últimamente por el Estado, en ciertos casos estos dos últimos aspectos parecen prácticamente no poder ser cumplidos.

Fuente: Diario La Nacion

sábado, 7 de abril de 2007

Comentar y mejorar

La idea de este blog es compartir información sobre el comercio exterior en la Argentina, son bienvenidos comentarios y críticas.

Cómo busca la Argentina venderle más al mundo

No conforme con haberse convertido en la meca de millones de turistas, la Argentina sale ahora a "venderse" al mundo, promocionando sus principales ofertas de bienes y servicios. Entre giras internacionales, misiones comerciales y ferias este año habrá unas 430 actividades promocionadas por el gobierno argentino, una cifra récord.

La idea es salir a vender productos argentinos desde Brasil a Pakistán, explican en la Cancillería, con el argumento de que ya no basta con quedarse de brazos cruzados esperando que los extranjeros "vengan" y compren al estilo shopping.

Pero, ¿cómo hace la Argentina para vender productos en el exterior? De dos formas:

«, Por un lado están quienes lo realizan por su cuenta desde hace décadas (empresas grandes, medianas y chicas).

«, Y por el otro, los más novatos que recurren a la ayuda del sector público.

La Cancillería es el organismo que se encarga de coordinar los esfuerzos que las distintas dependencias estatales están llevando a cabo, recolectando las preguntas de los empresarios sobre cómo y dónde se pueden vender sus productos en el extranjero.

Hoy en día el 50% de las exportaciones argentinas está en "piloto automático" puede decirse, ya que se trata de materias primas demandadas por economías con "apetito". La estrategia oficial apunta más bien al 50% restante, productos que en todo caso requieren un trabajo más industrial y enfrentan más restricciones a la hora de competir a nivel internacional.

El set de herramientas incluye: inteligencia comercial, la web y un conjunto de actividades de promoción. Ahí van las principales claves.



La inteligencia comercial

El subsecretario de Comercio Internacional, Embajador Luis María Kreckler, cuenta que el primer paso a través del cuál la Argentina sale a promocionar sus productos es lo que se denomina "inteligencia comercial sobre los productos".

Antes los mercados los abrían los mismos empresarios viajando con una valija visitando país por país. Así mostraban sus productos y "testeaban" donde podría encontrarse su demanda. Ahora es distinto, explica.

A través de un servicio que ofrece Cancillería, pueden averiguar cuáles son los mejores mercados para colocar sus productos, directamente ingresando sus datos en una computadora.

Por ejemplo si una persona quiere exportar una lapicera, lo que se hace en la Cancillería es ver cuál es la posición arancelaria de ese producto. Entonces se averigua el nomenclador que corresponde (un código estándar que se utiliza a nivel de comercio mundial) y con ello se sabe cuál es la demanda mundial de esa misma posición. Ahí mismo aparece un listado de países que compran esa lapicera.

Luego se le pide a las embajadas argentinas de esos lugares que hagan un estudio sobre el mercado de esa lapicera en cada país, con lo cual ya se tiene el perfil de mercado. Finalmente, se entrega una lista de importadores que son los más interesados en comerciar esa lapicera en los países seleccionados.

"A partir de ese instante comienza una relación entre privados en la que el Estado ya no tiene más nada que hacer", dice Kreckler.



La web

Todos los días las embajadas reciben pedidos de productos argentinos para que sean comercializados en distintos países. La web es una de las herramientas que la Argentina utiliza para vender. El portal de negocios de la Cancillería —"Argentina Trade Net"— permite, precisamente, que las representaciones argentinas en el exterior interactúen entre sí y que el sector exportador tenga acceso a información calificada y actualizada sobre los mercados externos.

Se utiliza teniendo un nombre de usuario que se obtiene luego de registrarse.

Actividades de promoción

La Dirección General de Promoción de Exportaciones de la Cancillería calcula que en 2007 habrá unas 430 actividades que van desde la organización de misiones comerciales multisectoriales, seminarios, misiones sectoriales, semanas argentinas, misiones inversas, hasta la participación en ferias internacionales y eventos de promoción de distinta índole.

Todo esto forma parte de un programa específicamente realizado para la promoción comercial y el desarrollo de mercados apuntado especialmente a las pymes. "Son ellas las que más ayuda requieren para colocar sus productos en los mercados externos", dicen en Cancillería.

El número de estas actividades se ha ido incrementando con el tiempo. Mientras en 2003 fueron 126, en 2005 se hicieron 144 y el año pasado 275. Para este año calculan unas 430.

Estas actividades son impulsadas desde distintos sectores oficiales: Secretaria de Turismo, Ministerio de Economía, Cancillería, el Instituto Nacional de Cine. También participan representaciones de los gobiernos provinciales y cámaras empresariales.



Algunos casos

La estrategia oficial, en teoría, es la siguiente: aumentar lo más que se pueda la diversificación de mercados y productos exportados. Si se observa la composición empresaria de las misiones se verá que efectivamente existe una fuerte tendencia a la diversificación: software, biotecnología, indumentaria, turismo, entre otros sectores.

Un caso es el de E-ducativa, una pyme rosarina que fabrica software para enseñar en colegios y universidades. Esta firma exporta por U$S 200.000 y tiene 20 empleados. Sus productos son vendidos a España y Rusia. Horacio Masacessi, dueño de la empresa, cuenta que el apoyo del sector público ha servido mucho. "Primero, existe un respaldo base del gobierno provincial y, segundo, cuando se sale a vender al extranjero acompañado por una comitiva es más fuerte el mensaje". Explica que así pudieron llegar a exportar su producto. Esta pyme instaló su software en el Colegio 56 de San Petersburgo y la Universidad de Dugna (ambos Rusia).

La ayuda también le sirve a las grandes. Es el caso por ejemplo de Biosidus, una firma con más de 400 empleados y una facturación de más de 30 millones de dólares. Esta compañía logró producir hormona de crecimiento humana a través de la modificación genética de una vaca, algo que coloca al país dentro un conjunto reducido de economías con avances concretos en la materia.

Así, la hormona —que se utiliza para tratar a chicos con problemas de crecimiento— está en la leche del animal, lo cuál hace que su producción sea a costos muy competitivos. Con 20 vacas estaría cubierta la demanda global de esta hormona. El proyecto, dicen en la empresa, tendría futuro comercial en dos o tres años y ahora está ingresando en la etapa de realización y cuenta con apoyo el Gobierno

¿Cómo apoya? Acompaña y brinda soporte de organización en los viajes. ¿Sirve? En Biosidus dicen que sí. "Fue útil para establecer contactos y consolidar agendas de trabajo", explica Pablo Tesouro, manager de la empresa que viaja en las misiones.



A tener en cuenta

El tour 2007 de Cancillería comienza esta semana y el puntapié inicial se dará en Sudafrica, que en 2010 organizará la Copa del Mundo. Los productos argentinos equivalen solamente al 0,7% del total de las importaciones de ese país. Se cree allí que existe una oportunidad de cara a la competencia deportiva número uno del mundo.

Africa es uno de los tres destinos principales en la hoja de ruta de Cancillería este año. Luego están los mercados de segunda línea de Asia Pacífico con altos niveles de exportación y donde la participación argentina es baja (Indonesia, Tailandia y Malasia). Por último vendrán los mercados árabes menos difundidos como Libia, Siria, Pakistán y Kazajstán.

La estrategia de la Argentina de salir a recorrer el mundo, es algo que también hicieron otros países, reconocen en la Cancillería. Australia, Nueva Zelanda e incluso Chile, son algunos.

También Brasil ha seguido su estrategia de conquistar nuevos mercados en los últimos años, especialmente después de la devaluación de 1998.

El Canciller, Jorge Taiana, dice que el objetivo del Gobierno es llegar a los U$S 50.000 millones de exportaciones en 2007. Y que todas estas acciones se circunscriben en el marco de alcanzar la meta anunciada.

Ningún especialista cree que ello sea imposible de lograr. En todo caso lo que resulta difícil de saber, es hasta qué punto las exportaciones seguirán creciendo gracias a estas acciones o si seguirán siendo impulsadas por una economía mundial que permite dejar activado el piloto automático.

Los economistas creen que la estabilidad del tipo de cambio es el estímulo más importante que un empresario pueda recibir, ya que de ello depende el nivel de inversión y su rentabilidad. Y sí aceptan que determinados sectores deben recibir ayuda aunque estos en verdad no constituyen el "grueso" de las exportaciones que le permitirá al Gobierno cumplir con los U$S 50.000 millones.

A fin de año las exportaciones casi se habrán duplicado respecto a cinco años atrás. Pasaron de U$S 25.700 millones en 2002 a U$S 46.570 millones en 2006, muy cerca de la meta propuesta. Pero el 66% de esa suba se explica por mayores ventas al extranjero de materias primas (productos del campo, alimentos, y combustibles y minería) y el 34% restante son de origen industrial.

Mientras tanto la participación en el comercio mundial siguió siendo la misma, equivaliendo al 0,4% del total de las exportaciones mundiales.

Es por ello que se sale a vender. Ya no alcanza con los turistas que consumen tango y vino.


Fuente: Diario Clarín

martes, 3 de abril de 2007

La industria que se embarca al récord


En 2007, la industria automotriz se propone producir 500.000 unidades, con lo cual habrá superado el récord que alcanzó en 1998, cuando fabricó 457.957 unidades. También ese año celebró las mayores ventas al exterior, 237.497 unidades, y ahora espera llegar a las 300.000. Pero aquellos resultados no se repitieron: el sector recibió el impacto de la disminución de las exportaciones a Brasil, a partir de la devaluación del real; la continua caída de la demanda en la Argentina, y la pérdida de inversiones, que se dirigían al país vecino. En 2002, la industria palpó el abismo: se produjeron apenas 159.000 unidades y en el país se vendieron unas 82.000, de las cuales poco más de la mitad era de fabricación nacional y el resto provenía del exterior. Para salir de la crisis, se impulsaron las exportaciones, se diversificaron los destinos y se avanzó en la especialización de la producción. "La industria en los 90 estaba orientada al mercado interno y a Brasil: hay que recordar que en 1998 el 90% de los envíos del sector tuvo como destino al principal socio del Mercosur. Con la crisis, las empresas comprendieron que para subsistir tenían que mirar más allá del mercado local y del brasileño", explicó Fernando Rodríguez Canedo, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). Desde entonces, el sector se recupera y finalizó 2006 con una producción de 432.101 unidades, según Adefa, y ventas al exterior por 236.789 unidades, un incremento de 30,4% respecto de 2005. La especialización fue una de las claves para volver a poner la industria en marcha. En ese sentido, Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com, indicó: "En los últimos años se recibieron inversiones dirigidas a producir modelos exclusivos, vehículos que sólo se fabrican en la Argentina. Son plataformas exclusivas con una producción orientada a la exportación, que ya no se concentra en Brasil, también llega a nuevos mercados".


Fuente: Diario La Nación